Si hace unos años la medicina estética apuntaba a procedimientos quirúrgicos agresivos como el lifting para revertir los efectos de la edad, hoy en día la tendencia es todo lo contrario, los pacientes acuden a las clínicas preguntando por procedimientos mínimamente invasivos con los que consigan unos buenos resultados.
La consigna es “sin cirugía”, la mayoría se decanta por no someterse a operaciones radicales que lleven asociado un postoperatorio sino tratamientos estéticos que mejoren la calidad de la piel y atenúen las arrugas sin grandes complicaciones.
Antes se consideraba que un buen resultado era aquel que te quitaba el mayor número posible de “años de encima” o te proporcionaba una piel de bebé sin marcas aparentes del paso del tiempo. Ahora mismo, los pacientes buscan tener un aspecto mucho más natural, hemos pasado del furor del antiaging a acuñar un nuevo concepto, el “wellaging”.
Del antiaging al “wellaging”
¿En qué consiste el “wellaging”? Pues no es nada menos que encontrarse bien con uno mismo y dentro de su piel, independientemente de la edad. Y es que nos olvidamos de que hay factores como el estrés, el cansancio, las pocas horas de sueño, la contaminación, etc. que repercuten negativamente en el estado de nuestra piel y hacen que incluso se muestre más envejecida de lo que debería.
Envejecer bien significa cumplir años prolongando la juventud de la piel, conservando su tersura y elasticidad y manteniendo a raya la aparición de manchas, que es una de las principales preocupaciones de las pacientes con piel madura o castigada.
La hiper pigmentación o los melasmas pueden ser debidos al sol o de origen hormonal como las que aparecen en ocasiones durante el embarazo. Las manchas son difíciles de tratar y aumentan la apariencia de piel avejentada y castigada.
Redensificación con ácido hialurónico
Un tratamiento que ofrece una regeneración integral de la piel es la redensificación con ácido hialurónico. En un solo paso, reestructura la piel, atenúa arrugas y mejora visiblemente su firmeza y elasticidad, mostrándose así más turgente y “rellena”. Es ideal para conseguir ese deseado efecto “plump” pero con un aspecto muy natural, sin añadir volumen, que es uno de los factores que hacen que el resultado de otros tratamientos se vea artificial.
La redensificación corrige y retrasa el envejecimiento cutáneo, pero además tiene efecto antioxidante, previniendo el fotoenvejecimiento y tratando las manchas a la vez que proporciona una profunda hidratación.
En un momento en el que se apuesta por los ingredientes de origen natural, la redensificación tiene como uno de sus componentes el ácido hialurónico no reticulado de alto peso molecular, al ser el más similar al que genera nuestro propio organismo. Esto se traduce en que el efecto que se consigue es muy natural y la recuperación muy rápida.
Complejo dermo-reestructurante
El ácido hialurónico no reticulado y de alto peso molecular, se combina con un complejo dermo-reestructurante compuesto por aminoácidos, antioxidantes, minerales y vitaminas.
Una de las razones por las que los pacientes están apostando cada vez más por este tipo de tratamiento es porque los resultados son evidentes y palpables desde la primera sesión. Es aconsejable realizar tres sesiones, separadas por un intervalo de tres semanas entre una y otra para conseguir un efecto más duradero.
Otra de sus principales ventajas es la aplicación, siempre realizada por un doctor, consiste en micro inyecciones o infiltraciones en abanico con finísimas cánulas. Esto hace que la inflamación sea mínima y los pinchazos muy discretos, permitiendo que el paciente haga su vida normal inmediatamente después.
Resultados desde la primera sesión
Tras el primer tratamiento, la piel se nota inmediatamente más turgente y luminosa, como revitalizada. A medio y largo plazo se consigue una notable mejoría de la calidad de la piel, su textura, mucho más lisa y uniforme, elástica y firme. Basta con una sesión tres veces al año o tan pronto como se perciba la necesidad para mantener el resultado.
La redensificación no es solo un tratamiento de rostro, también es muy efectivo en cuello y escote. En el caso de pieles maduras, resulta muy adecuado como protocolo regular tanto para corregir los signos de envejecimiento como para ralentizarlo.
Se puede combinar con otros tratamientos antiaging o en ocasiones puntuales en las que se busca un “efecto flash” de belleza, incluso épocas en las que la piel sufre más como en los cambios de estación, después del verano o en invierno, cuando la exponemos a bajas temperaturas.